Colombia es un Estado con más incertidumbre que verdades en términos de su madurez política, carente de una sociedad civil visible (débil y vendida por terceros como “fuerte”) y profunda en una ciudadanía que no va más allá de una población civil históricamente apartada de derechos y manipulada constantemente en su pasión superficial a través de los procesos electorales con los que se legitima el gobierno del país, sin un proyecto a todas luces, de largo plazo. Esas incertidumbres se ven reflejadas en la indefensión de sus ciudadanos en el exterior que siguen atados a su patria por vínculos íntimos más no por un móvil de nación. Y es que por cultura política, se entienden “el conjunto de orientaciones, percepciones y actitudes del individuo para consigo dentro del sistema político y los demás componentes del mismo” (Almond & Verba, 1963, p. 13), en donde el ciudadano del común, es un elemento pasivo que dentro de ese sistema político, no entiende y tiene los elementos básicos para percibirlos. A su vez, “esa cultura política se compone desde una construcción histórica que cambia o reproduce esquemas que nos condicionan antes de actuar de una forma o de otra” (), lastimosamente esa construcción histórica en el país ha sido viciada por una sutil exclusión social que está atada a la construcción de los que se creen son políticas públicas (si mucho, simples políticas de gobierno), al sistema económico y el jurídico. El concepto es tan débil, que establece todos los elementos formales de la cultura política a través de las realidades que se han copiado, sin éxito, de otros Estados, al punto de establecer peligrosamente que Colombia es un Estado Social de Derecho y una democracia.

No obstante, nuestra realidad refleja lo contrario, en un país en donde se cree saber que es la democracia desde otras realidades pero no se tiene un concepto ajustado a nuestra coyuntura, propio y de universal conocimiento para todos. Se habla de “cultura democrática” y con criterios como los de Nohlen (2007) en donde una nación cuenta con cultura política democrática cuando cumple con cuatro elementos fundamentales: primero, confianza en las instituciones, las reglas, los líderes, e igualmente en el otro, en quienes están alrededor; segundo, la constante lucha contra y la reducción de prácticas públicas que promueven el desarrollo y permanencia de la desconfianza; tercero, tolerancia frente a la diferencia, como elemento esencial del pluralismo; por último, la capacidad de la élite política para formar compromisos y consensos (Nohlen, 2007). Lastimosamente, ni esos elementos estudiados de otras sociedades (es sí, patéticamente aceptados como elemento cierto) han tenido bases y una estructura para generar los lineamientos de nuestra propia cultura política. Sin embargo, el gran número de colombianos en el exterior han establecido un acceso a conceptos y conocimientos más complejos que pueden ser un un punto de inflexión para estructurar las bases de una cultura política propia. Por este motivo, se hace necesario desarrollar un diagnóstico participativo en el exterior con los colectivos de colombianos adscritos a la investigación y las migraciones, de manera altruista y con un ejercicio de planeación participativa y acceso a la información continua, para tener un punto de partida que sirva de referente en el territorio nacional. ¿Por qué no desarrollarlo primero en Colombia? los diagnósticos existentes no son conexos e incluso, no tienen referentes gubernamentales concretos. De hecho, la aproximación más recurrente la hace el DANE a través de documentos de afiliación a partidos y movimientos que no determinan conocimientos mínimamente básicos de la política y sus herramientas en el desarrollo de un concepto como el de democracia. Igualmente, no existe un elemento de concertación académica que desarrolle el ejercicio de manera más incluyente en los 32 departamentos del territorio, en primer lugar, por el desconocimiento o la falta de voluntad política en ministerios como el de educación y el del interior; en segundo lugar, existe una noción monetaria en el conocimiento y se desconoce la importancia de la estructuración del concepto para el desarrollo de una gobernanza endógena y ajustada al contexto nacional.

Finalmente, en una Estado polarizado como el colombiano, se evidencia que la administración pública es un negocio de sostenimiento de grupos económicos, y lo último relevante es una idea revolucionaria, básica y necesaria para empezar un escenario intelectual que conlleve a una mejor gobernabilidad. Por eso la urgencia de un trabajo de las redes foráneas para desarrollar una labor coordinada en el diagnóstico y la multiplicación de la difusión de los conceptos y derechos de participación a través de nodos culturales y de educación en el territorio nacional. Sin duda, sería un trabajo de diplomacia científica, pero el país cuenta con un deficiente servicio exterior más ligado al sostenimiento de un discurso de gobierno, que al proyecto de nación. Eso sí, con representantes ineptos, con poca probidad académica y éticas, en exceso fanáticos proselitistas como el actual representante de los colombianos en el exterior, el señor Juan David Vélez, que muestran un retroceso en sus funciones y evidencian la pérdida del tiempo y letargo burocrático para una comunidad que se hace más fuerte adaptándose y desarraigándose de su país, fácilmente convencidos de sus receptores que los aprecian más. Ojalá en ese ejercicio, se contara con el apoyo de la cancillería; no obstante, con un canciller como Holmes Trujillo y un servil e ignorante Vélez, lo más probable es que el ejercicio sea un reto para la sociedad civil en el exterior, la cuál deberá desarrollar un diagnóstico abierto y transparente, visible y participativo, para educar y compartir conceptos que nos muestran como un país ignorante, segmentado y cortoplacista.

Referencias:
Árbol del tinta. La Cultura Política Colombian: Todo Menos Democrática. En: https://arboldetinta.unibague.edu.co/k2/la-cultura-politica-colombiana-todo-menos-democratica (Marzo 2019)
Almond, G., & Verba, S. (1963). La Cultura Cívica: Estudio sobre la participación política democrática en cinco naciones. Princeton University Press.
Nohlen, D. (2007). Instituciones y Cultura Política. Constitución, democracia y elecciones: la reforma que viene, (págs. 271-275).

DANE (2013). Encuesta Cultura Política. https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/cultura/cultura politica-encuesta
Acuña Rodríguez, Olga Yanet. (Consultado 2019) Ciudadanía y Cultura Política en Colombia Siglo XX. http://www.uptc.edu.co/export/sites/default/facultades/f_educacion/doctorado/historia/inf_adicional/documentos/ciudadania_cultura_politica.pdf
Rodríguez Raga, JC., Seligson, M. Cultura política de la democracia en Colombia, 2010 Consolidación democrática en las Américas en tiempos
difíciles (2010)https://www.vanderbilt.edu/lapop/colombia/Cultura_politica_de_la_democracia_en_Colombia_2010.pdf

J. Fabián López S |   Facebook @MigrantesCM

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